martes

Amy Winehouse

Estaba escuchando a Amy Winehouse, el cd llamado Frank, y me decía a mi mismo lo gilipollas que puedo llegar a ser.

Otra vez, como otras muchas y otras que están por llegar, me quedaba un desasosiego por no decir lo que tengo que decir en el momento que se tiene que decir. Y así pasa todo el fin de semana. Ser respetuoso me es contraproducente. Bueno, más bien es cobardía.

Me enteré hace poco que Amy Winehouse era heroinómana. Lo leí en un artículo de opinión de los que tanto me gusta no leer de un periódico de esos de pega que dan por la calle. Decía solo eso, que estaba enganchada al jaco, del resto no me acuerdo, pero no era un artículo de la vocalista, solo la nombraban. Aún así me gusta.
Una sola frase puede hacerte pensar todo un fin de semana o hasta el fin de los días.
Era heroinómana. Es lo único que recuerdo del artículo.

Dame tu teléfono. Una frase que me destroza y explota la cabeza. Si la hubiera dicho... Estaría casi igual. Yo.

Cuando escucho a Amy Winehouse, el cd de Frank, pienso el porque puso ese nombre al disco. Debe ponerse nombre a todo. Pero, ¿por qué Frank? Seguro que se explica en alguna canción, pero prefiero imaginarme los motivos.

Mis dolores de cabeza también tienen nombre propio, pero no siempre es así. No se nunca el nombre de la persona que en ese momento está en mi mente. Le imagino un nombre, una voz, una manera de ser. Luego viene el desengaño.

Espero que un día escuchemos juntos a Amy.

No es la primera vez que me pasa. Claro que no. Llevo mucho tiempo imaginando más que ejerciendo. Es una barrera infranqueable para mi. Me parece una perdida de tiempo el hacer el baile ritual de apareamiento. Pero siempre acabo pensando que es necesario. Hace un tiempo, este verano pasado, estaba con un amigo en un disco-pub de estos de mi zona, y había un chico vestido con una especie de bermudas pegadas, chanclas, camiseta ceñida y una gorra como de explorador con las alas hacia arriba. Popeye le llamamos. Estuvo toda la noche haciendo el ritual a una chica. La chica no le hacia ni caso y nosotros nos reíamos de ello. Acabó con ella, primero hablando, luego otro baile, luego un poco más de conversación para sordos gesticulada con una coreografía digna de estudio en la semioscuridad, y luego unos cuantos besos. Volvimos al fin de semana siguiente para ver a Popeye. Seguía con ella. Mi amigo lo menospreciaba pero yo casi lo idolatraba. A mi eso tampoco me gusta, pero es que yo no soy capaz de hacer nada de eso, sin embargo, mi amigo, decía que eso era fácil. Camelarte a una tía es fácil, solo tienes que saber que es lo que le gusta, eso me dijo.
Como si eso fuera fácil.

La verdad, a mi me da igual que es lo que le guste a una chica o no, y le guste lo que le guste, si no le gusta lo que tiene delante, no voy a hacer el teatro para gustarle. Como se dice normalmente, cada uno es como es, y así es. La mentira más grande es hacer creer a una persona como no eres. ¿Cuánto tiempo lo vas a soportar?
Vivir en la mentira me parece el fracaso más grande que puede tener un ser humano. Y mentir a la persona que pretendes que te quiera es el peor pecado que puedes cometer.

Creo que fue en ese mismo periodo cuando una vez fuimos al mismo local y habían unas chicas delante nuestro y una no me quitaba ojo de encima, eso decía mi amigo porque le interesaba otra del grupito, y él me dijo que le diera bola. ¿Para qué? ¿Tu crees que yo voy a venir aquí todas las semanas para estar con esta tía?
Es verdad, me dijo. Entonces, ¿para qué vienes aquí?
Amigo mío, he venido a acompañarte a comprar tabaco.
Lo que veo no me interesa. No me gusta nada de lo que encuentro cuando salgo por mi barrio. Es todo superficial. Todo apariencia. Todo ceñido. Todo una marca. Todo marcado.
Aparentar al fin y al cabo.

Amy no es guapa, no tiene un cuerpo que me guste, ni una voz especialmente sensual, pero me gusta. Me gusta su música. En los vídeos que he visto se le ve desinteresada, distante, canta con una cierta naturalidad. Pero todo es perfecto.

En mi mente tengo otra imagen, ella es preciosa, inteligente... Una voz más grave que la normal en una mujer y... habla suavemente, como un bajo de R&B.

Me gustaría preguntarle más cosas sobre ella porque ardo en deseos de conocerla más y el poco tiempo que consigo coincidir con ella a solas se me hace ridículamente corto.
Necesito pasar más tiempo con ella.
Vuelvo a casa y solo me puedo escuchar la pista 03 de Frank.
Me moriría de vergüenza si lee esto alguna vez.
Qué más da... Siempre puedo decir que hablo de Amy.

¿Por qué Frank?
Lo que habrá pensado Amy con Frank para dedicarle el nombre de todo un disco. Si la cobardía de la vergüenza no me absorviera esto no se llamaría Amy Winehouse.

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